miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los antiguos egipcios veneraban los nenúfares del Nilo, a los que se les solía llamar "lotos" (no confundir con el género lotus). Es frecuente el motivo del "loto" en los capiteles de las columnas (forma lotiforme) de los templos egipcios.
El "nenúfar azul" o "loto azul egipcio" (Nymphaea caerulea) abre sus flores por la mañana y se hunde en el agua al atardecer, mientras que el "nenúfar blanco egipcio" o "loto tigre" (Nymphaea lotus) florece en la noche y se cierra por la mañana. Esto simbolizaba la egipcia separación de deidades y era un motivo asociado a sus creencias sobre la muerte y el más allá. El reciente descubrimiento de las propiedades psicodélicas del loto azul egipcio es muy probable que hubiesen sido conocidas por los egipcios y explica su papel ceremonial que puede verse en multiud de representaciones. Restos de ambos tipos de nenúfares se han encontrado en la tumba de Ramsés II.
Una placa siria de terracota del siglo XIV a. C. al XIII a. C. muestra a la diosa Asera con dos flores de loto. Un panel de marfil del siglo IX a. C. al siglo VIII a. C. muestra al dios Horus sentado en una flor de loto, flanqueada por dos querubines.[1]
El pintor francés Claude Monet es famoso por sus pinturas de nenúfares.

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